A veces uno se encuentra, por estos caminos de la vida, a personas que presumen de sinceridad al cien por cien. Siempre hay que ser sinceros, caiga quien caiga, la verdad siempre por delante, pregonan en todo momento y lugar. Y se justifican con palabras como fidelidad, lealtad… Pero se olvidan de la honradez.
Porque esa pretendida sinceridad no es otra cosa que creerse uno su propia propaganda, mientras que la honradez es estar abiertos a la realidad, a toda la realidad.
¿Cuántas veces nos encontramos a personas que deberían avergonzarse de lo que dicen, y siempre sueltan que han cumplido con su deber?
Un comentario en «La verdad»
¿Cuántas veces nos encontramos a personas que deberían avergonzarse de lo que dicen, y siempre sueltan que han cumplido con su deber?
Q.H. Tito; soy de la opinión que esas personas nos encuentran, no que las encontramos.
Nos sondean, poco a poco, cual curandero de la comarca escribiendo al revés un “Ave María” con color de azufre, en el torso del enfermo desesperado.
Honestidad subjetiva, sin la praxis obligada de la tolerancia y menosprecio de la asepsia adecuada.
Dios quiera o a quién cada uno desee invocarse, haga que no nos encuentren, que pasen de largo, y busquen mejor al curandero de la tinta de azufre.
Gracias Q.H. Tito
Magnífica tertulia la de anoche , “güena” gente y exquisitas gambas 00.
P.D.
Gracias Q.H. Leonardo por ayudarme en el manejo y uso de “estas máquinas del diablo”