Tirando del hilo se saca el ovillo
Siguiendo con lo del “hombre libre”.
Decíamos que el acto de libertad es un acto de razón. La libertad, simplificando, es poder elegir lo que decimos y hacemos; en una situación dada, me conviene, lo quiero, no me conviene, no lo quiero. Parece sencillo, pero es fundamental saber qué es lo que estamos eligiendo. Y en estas decisiones, en las que optamos por algo, hay que pensar; ¿cuántas veces nos arrepentimos porque lo que hemos elegido se vuelve en contra nuestra?
Vivimos en un mundo de posibilidades y no nos queda mas remedio, para bien o para mal, que tener que elegir. Y los que elegimos somos nosotros, nosotros hacemos nuestra vida, y como es nuestra, no podemos dejar la decisión en manos de otros, por muy sabios y respetables que sean. Un buen maestro tiene que enseñar al alumno a pensar, no lo que tiene que pensar, tiene que enseñar el cómo, no el qué; ante cerebros condicionados y subordinados, cerebros pensantes y libres. La vida y la libertad son inseparables, vivirla auténticamente, pensando, para poder así vivir en libertad.
Así que, a pensar, que es una cosa muy sana.