Tirando del hilo se saca el ovillo
Ante los modelos educativos lo primero que hay que preguntarse es por las intencionalidades y la finalidad que los orientan. Y son los intereses políticos, económicos o los que se quieran, los que marcan esa intencionalidad y finalidad.
Así que la primera pregunta que cabría hacerse es, en un mundo globalizado, con una pandemia a las costillas, cuáles deberían ser esas intencionalidades.
Si el interés se dirigiera a aplicar un conjunto de técnicas y reglas aprendidas, la intencionalidad de ese sistema sería principalmente técnica. Pero si lo que interesa es construir juntos, de forma consensuada, capacidades que mejoren la comprensión del mundo, creo, la intencionalidad sería práctica.
En el primer caso estaríamos ante un proceso plagado de normas y procedimientos, en el segundo, estaríamos ante un proceso que haría hincapié en la comprensión y en la interacción social.
Y entre estos dos modelos, ¿podría haber un tercero? ¿Uno en que el interés esté por desarrollar la autonomía, la responsabilidad, la justicia y la igualdad entre todos? En este caso, la educación estaría orientada, planteo, por un enfoque crítico, en el cual la
reflexión sería imprescindible para liberarse de dogmatismos, falsas conciencias y discursos manipuladores. Un sistema que posibilite que los educandos pudieran comprender la realidad en que vivimos y deliberar, en un dialogo, sobre las maneras de intervenir sobre esa realidad para transformarla.
He puesto dos modelos y un tercero que podría subsumirse en el segundo o estar entre los dos, pero podrían ser más. Lo que pretendo plantear es de qué manera, a través de la educación, se podrían cambiar las tornas y tratar de potenciar las actitudes que hagan posible un mundo distinto
A pensar, que es cosa muy sana.
2 comentarios en «Educación»
Querido Tito, desde mi punto de vista, la educación es, ha sido y será siempre, si no hay radical que lo cambie, otra arma política más. Un sistema educativo es a un ministro de educación lo que unos terrenitos rurales a un concejal de urbanismo…
El mero hecho de pensar en una masa que piensa “como debe de pensar” según el Demiurgo de turno seguro les hace la boca agua.
El modelo de educación de hoy crea y forma la sociedad del mañana. Esa sociedad informe, está conformada por individuos. Esos individuos cuento más normalizados y dirigidos, mejor y más fácil de manipular. Y ese es el verdadero delito. Cada persona es un mundo con sus capacidades innatas y sus habilidades y conocimientos adquiridos.
¿A qué viene esto? Decías igualdad, ese es un concepto universal, justo y digno. Pero en temas de educación la libertad aquí, desde mi opinión, se debe limitar al derecho a la misma y a su calidad homogénea. Te propongo varios escenarios en todos, el individuo es el centro.
Primer escenario. Pongamos a tres niños, de la misma edad. El primero tiene facilidad analítica y disfruta con las matemáticas, la física y la filosofía. El segundo tiene una gran memoria y se encuentra muy cómodo con la historia, la literatura. El tercero, ni tiene facilidad analítica ni de memoria, pero, sin embargo, su cerebro de alguna forma tiene una visión espacial y plástica sobresaliente, sería por tanto un individuo muy creativo.
¿Qué hacemos con ellos hoy?, pues bien, los metemos a todos en una misma caja y los forzamos a pasar por unos determinados filtros (currículo educativo). ¿Qué conseguimos con esto? Homogeneizar en pro de la culturilla general, desestimando sus capacidades innatas, porque no olvidemos que cada cual es un mundo.
Posiblemente me dirás, eso sería muy oneroso, ¡tener un sistema educativo que mirara al individuo sería carísimo! Más caro es generar individuos y por tanto sociedades frustradas y no desarrolladas a su potencial natural. Con esto tenemos profesores que quería ser médicos y médicos que querían ser artistas. Y estos desbarajustes terminan por faltas de vocación.
Segundo escenario. Tenemos de nuevo tres niños, el primero, excelente por naturaleza, no necesita esforzarse demasiado porque su capacidad de retentiva y razonamiento son extraordinarios. El segundo, bueno, tiene unas capacidades llamémosle normales y se esfuerza especialmente para conseguir unas calificaciones notables. El tercero, quitemos sus capacidades ya sean buenas o malas y pongamos que no tiene interés alguno, ni estudia ni deja estudiar, simplemente está ahí porque la ley les obliga a una educación básica.
En este escenario vuelvo al concepto de igualdad. ¿Son esto tres niños iguales? Desde la perspectiva de individuo y derecho a la educación por supuesto que sí, desde cualquier otro punto de vista, creo que no. Mi hija, por fin, ha salido del sistema educativo público y digo por fin, porque con tristeza he visto en cada curso en cada institución, cómo se premia la mediocridad y se centran en el tercer tipo de niño. Al primer tipo de niño, simplemente se le ignora, hace lo que se le pide y punto. Al segundo, que se deja los codos y se esfuerza día a día, cuarto y mitad. El tercero, que ni hace ni deja hacer es el que recibe el esfuerzo extra del sistema educativo para que no abandone cuando lo que quiere hacer es abandonar. Esto no es una opinión, es un hecho que he constatado desde primero de primaria hasta la salida de bachillerato.
Mi tercer escenario, como en el tuyo, combina parcialmente los dos anteriores, pero introduciendo un nuevo concepto. El entorno social y por tanto los recursos. Aunque sigue teniendo como centro al individuo, el niño.
Tercer escenario. El primer niño, viene de una familia acomodada, pasta a mansalva. El segundo de una familia de un entorno de clase media. El tercero de un barrio marginal, lo que viene siendo chungo o problemático. Bien, pon porciones de habilidades innatas que quieras del primer escenario. Pon en cada uno de ellos las dosis de esfuerzo que te plazcan. Mézclalas a baja temperatura y sírvelas en tres copas.
Concepto de igualdad, definitivamente aquí no existe. Todos tienen los mismos derechos, pero ni de lejos los mismos recursos. ¿Es esto culpa o responsabilidad del individuo o del estado paternal? Definitivamente no. A no ser que consideremos que el estado debe perseguir la riqueza o a las personas con iniciativa empresarial para anular esa “desigualdad”.
Termino, creo que, para generar la mejor sociedad posible, se tiene que habilitar los mejores individuos posibles y eso pasa por fomentar y potenciar las cualidades innatas y por premiar el esfuerzo. Sólo así puede encontrar una sociedad con individuos felices que cooperen con otros individuos felices. Y esa felicidad posiblemente venga de haber podido ejercer su libertad y derecho a la educación.
“Vu al à!” Tanto he tirado del ovillo, que igual montamos una empresa textil…
T.A.F. querido Tito.
Rebosante de salud, sano como una manzana. Así es como te veo, pensar es una cosa muy sana.