Ceguera

Tirando del hilo se saca el ovillo

De las ideologías y otras cosas.

Para los que no quieren ver ni oír lo que tienen ante las narices.

Ante lo que está pasando, un decir:

Un cura, muy elocuente, predicando desde el púlpito, hacía llorar a todos los presentes, menos a un hombre, sentado en el primer banco, que parecía totalmente insensible y hasta molesto por lo que decía el predicador.

Terminado el sermón, el que estaba sentado a su lado, con un pañuelo en la mano y moqueando de tanto llorar, le preguntó:

“Ha escuchado usted el sermón?”.

“Por supuesto”, respondió fríamente el hombre mirándole con displicencia. “No estoy sordo”.

“¿Y si puede saberse, ¿qué le ha parecido?”.

“Increíble, ha sido tan emocionante que daban ganas de llorar”.

“Entonces… ¿por qué, no ha llorado?”.

“Porque no soy de esta parroquia”.

¿Quién dijo miedo? A pensar que es cosa muy sana

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