A machacarse que es cosa muy sana. En el mundo que vivimos, ¿existe un modelo, un arquetipo de lo que debe ser un buen ciudadano, que se pueda proponer a los individuos como meta una social y existencial?
En las sociedades en general, y en la Masonería en particular, siempre ha habido una propuesta que daba contenido y soporte a ese arquetipo ciudadano, “las buenas costumbres”.
Era el marco que se utilizaba en la infancia como referencia en la educación; y en la edad adulta como un sistema de usos que iban más allá de lo legal-ilegal, que señalaba lo que debe ser y pergeñaba en la conciencia de los individuos la imagen de lo que debía ser un ciudadano honorable; establecía una serie de valores y fines que daban, al individuo, un sentido a su vida en la “circunstancia” en que se encontraba.
En la actualidad, ¿cómo están esas buenas costumbres en esta multitud de preferencias, modas y opciones que se nos presentan cada día?
Me atrevo a apuntar que, en una sociedad democrática, esas buenas costumbres deben ser un modelo de virtud, atractivo y que reúnan la doble condición, por un lado, evidente, “buenas”, algo que incite al ciudadano hacia el uso cívico de su libertad; y por otro que tenga una fuerza suficiente para crear costumbres que movilicen en la sociedad el deseo de sus integrantes a esa reforma subjetiva…
Bueno, planteado está. Tirando del hilo se saca el ovillo. Recordar, pensar es una cosa muy sana. Que os sea leve