Tirando del hilo se saca el ovillo
¿Quién no tiene una filosofía de la vida? Creo que la respuesta seria, todos. ¿Pero cuantos de ese “todos” se paran a esclarecer las sutilezas y los pormenores de esa filosofía? Mas bien pocos. Los más, vamos improvisando sobre la marcha. Y sí, la experiencia nos enseña, pero para que llegue a ser una maestra, hay que pararse a reflexionar sobre ella. Y para eso hay que adoptar una postura crítica, qué es lo que hemos hecho bien o lo que hemos hecho mal. Y hecho eso tendremos que buscar pautas para abrir el camino de la vida. Y esa postura puede ayudarnos a evitar, encarar o resolver, con coherencia, los problemas que se presenten. Tenemos que modelar nuestras ideas y nuestras actitudes para que obren en nuestro favor, no en nuestra contra. Siendo consecuentes siempre se pueden modular las creencias para salir airosos en todos los avatares.
Y así volvemos al punto inicial, ¿Cuál es mi filosofía? ¿La tengo, la pienso? ¿la pongo en practica o según sople el viento?