A machacarse que es cosa muy sana. Antes de que las mentes preclaras de la época, en especial Platón con aquello de la diferencia entre el mundo de las ideas y el mundo real, colocando la Idea de Bien en el primero, ¿qué pasaba con este?
Este planteamiento, que exige un reconocimiento de los demás, bien pudo llevar, al ser los “aristos”, los mejores, al establecimiento de una fractura social al establecer una diferencia entre la aristocracia y el resto. Y deducción lógica de esto es que bien podría ser la aristocracia la que acabara imponiendo su versión de lo que tendría que ser el Bien.
Platón al meterlo en el mundo de las ideas, convierte el bien en una especie de modelo a seguir. Aristóteles, por el que tengo todas mis simpatías, rechaza esta concepción. En la Ética a Eudemo se pregunta qué es lo mejor, y apunta que es esa concepción en que la tensión y el esfuerzo del hombre, su hacer, le lleva a una conducta superior. La virtud como esa…
“manera que nos hace obrar lo mejor posible y que nos dispone lo más completamente que puede ser para hacer el bien; después de haber reconocido que el bien supremo en la vida consiste en conformarse con la recta razón…”
Podemos pensar que el bien estaba integrado en la vida de los mortales, se vivía. Y dado el contexto de la sociedad griega, de las polis, El bien podría ser algo así como lo que resultaba de utilidad a la comunidad, los actos del hombre eran buenos porque producían un beneficio a lo colectivo. Era la excelencia, la ejemplaridad.
Esto último de la razón me encanta. ¡Dios bendito!, ¡Que follón!, ¡Que lio!, ¡Que diarrea mental!… ni yo mismo me aclaro. Tal vez el hilo esté en Homero, Platón, sofistas, Aristóteles… qué se yo…
Bueno, planteado está. Tirando del hilo se saca el ovillo. Recordar que pensar es una cosa muy sana. Que os sea leve