Ninguna persona, si examinamos con espíritu crítico, es su profesión o su quehacer; las personas, antes que su profesión, somos seres humanos, infinitos en posibilidades, en una constante búsqueda.
Una persona no sólo se dedica a una actividad, su ser transcurre, desde su nacimiento hasta su muerte, desempeñando diversas actividades que confieren sentido a su vida.
Y en esa dinámica, la masonería pretende descubrir, hasta donde pueda alcanzar, el sentido de lo humano, a profundizar en los significados, sin pretender resucitar ni salvar.
Amplia el campo de la visión mental, se concentra en ideas elevadas, deja atrás visiones pueblerinas para considerar el mundo en el que somos ciudadanos.