Tirando del hilo se saca el ovillo
En estos tiempos de pandemia se ve de to
Con la que está cayendo hay veces que a uno se le caen los palos del sombrajo. Si pensamos que hay que desconfiar del amor, o como quiera llamarse, de un hombre a su amigo, a su bandera, o a su credo, cuando observamos que no hace nada por esforzarse en comprender al enemigo, a la bandera hostil, o al credo del otro, el panorama es desolador.
Quizás sea que, muchas veces, es más fácil enardecernos por un dogma moral, político o de cualquier clase, que abrir nuestro pecho a las exigencias de la veracidad. Tal vez entregamos, consciente o inconscientemente, nuestro albedrío a una actitud moral rígida, en vez de mantener siempre abierto nuestro juicio, presto en todo momento, a la reforma y corrección debidas.
¿Comodidad? Qui lo sa. Pensar cuesta…
Pero ¿Quién dijo miedo? A pensar que es cosa muy sana