Una FE privada que no reacciona frente a la opresión, no es para nada FE. (W Wilberforce)
Son momentos, estos del año 2020, álgidos y confusos. Años donde lo construido durante milenios, parece desaparecer como una nube deshecha por el viento. Momentos donde la vida misma parece tener una marca con fecha de caducidad. Al Covid19, se lo vio como el virus que mataba personas mayores de 70 años, luego se constató que no era así, se constató que también infecta y mata gente mas joven.
La sociedad se encerró, el mundo entero, por primera vez, se cercioró de que algo estábamos haciendo mal.
Esa sensación de estar haciendo algo mal no es nueva, ya la tuvimos en muchas ocasiones. La abolición de la esclavitud fue una de ellas, la independencia de las colonias fue la otra, La revolución industrial y la revolución tecnológica son otras.
La sensación de estar haciendo algo mal, trae consigo, ahora más que nunca, la sensación de que los males que infringimos a los seres humanos no pueden justificarse.
La abolición de la esclavitud en Inglaterra, fue una acción del parlamento. Un país, con un parlamento, que se había acostumbrado a ver el negocio de esclavos como justo, como normal y que además generaba mucha ganancia.
William Wilberforce, en 1807, logró que se aprobara la ley contra la esclavitud. Ese acto cambió la sensación y dejó una huella profunda en la historia de la humanidad. Tal como lo hizo la Revolución Francesa, tal como lo hizo la declaración de los Derechos Humanos.
Todos esos pasos fueron inspirados en la aceptación de que la humanidad es una indivisible y profundamente sana.
Los humanos, no necesitan de mercados ni de controles. Necesitan reconocer que cada uno es libre y socialmente responsable.
Wilberforce no fue directamente masón, pero fue muy amigo de Benjamín Franklin, quien sí fue masón. No se puede dudar que esa relación influyó profundamente en Wilberforce.
Los principios masónicos no son elaborados fuera de la sociedad, son hechos en la sociedad. Hoy las injusticias que se comenten en toda la Tierra son demandas para que los masones reaccionen. Nunca un masón mira a otro lado cuando hay injusticias, racismo o abuso de poder.
La sensación que deja, y debe dejar un masón al pasar por la vida, es la de confianza plena en la humanidad, en la libertad, la igualdad y la fraternidad. Esta premisa unida a la de Salud, Fuerza y Unión deben ser la piedra filosofal de cada hermano